El canto de los ángeles

Una de éstas historias nos fue remitida por una amable lectora, a la que llamaremos simplemente "Glory" para preservar su intimidad.

Cuenta nuestra amiga que en cierta ocasión, el 1 de noviembre de 1995, ella y su familia fueron espectadoras de un suceso insólito difícil de clasificar, mientras viajaban de Coatzacoalcos a Ciudad Pemex (México).

Serían alrededor de las doce de la noche; nuestra protagonista se encontraba junto a su madre y una de sus hermanas, sentadas en la parte trasera de una camioneta descubierta. En el trayecto, venían cantando y observando el cielo, cuando de repente, sobre sus cabezas, comenzaron a escuchar muchas risitas de niños, acompañadas de aleteos y de un sonido especial como de cristales entrechocando entre sí. Suponemos que sorprendidas por el hecho, las tres mujeres comenzaron a oler un curioso perfume, como de gardenias, que asociaron inmediatamente al paso de aquellos sonidos.

Nuestra lectora nos asegura que pese a la incredulidad de lo que estaban siendo testigos, una sensación de bienestar y sentimiento divino las inundó por completo. En ningún momento pudieron ver nada, pero la experiencia vivida fue suficiente para creer que lo que habían oído y olido, tenía que ver con una manifestación angelical.

Según nos cuenta la propia informante, en México existe la creencia que el 1 de noviembre es el día dedicado a aquellos que murieron siendo muy niños. La tradición cuenta que éstos niños, convertidos en ángeles, salen a pasear, visitando a sus familiares vivos. "Llegamos a la conclusión –ultima nuestra lectora-, por la hora en que todo sucedió, que los angelitos iban de regreso al cielo, ya que nuestro señor sólo les da permiso hasta las doce de la noche".

Verdadera o no ésta creencia, lo cierto es que la experiencia vivida por nuestra lectora fue real, engrosando, una vez más, la lista de los hechos insólitos y forteanos.