He aquí una historia corta, y en apariencia intranscendente que si la miramos bien, podremos darnos cuenta de lo que no lo es tanto.
El 20 de abril de 1958, la señora Kenneth Perkins de Los Ángles, traía al mundo una hermosa niña, a la que pusieron por nombre, Nancy. Sus anteriores hijos, Gary, de 8 años de edad y David, de 5, habían nacido también un 20 de abril. El médico ginecólogo, el doctor A. Warren Olson, había nacido un 20 de abril, al igual que su enfermera-jefe, Winifred Nagamine.
¿Coincidencia? Veamos otra historia de características similares.
Dos barrenderos municipales del distrito de Nueva York de Brooklyn, atropellaron, el mismo día y a la misma hora, a dos personas en dos calles paralelas, una de las cuales murió y la otra resultó gravemente herida. Lo curioso del asunto es que los dos accidentados se llamaban Stein, y no se conocían en absoluto.
¿Casualidad? Quien sabe. Lo cierto es que estos hechos ocurren con más frecuencia de lo que parece y que deberían ser revisados con más detenimiento. ¿No recuerda usted haber vivido un suceso de características similares, en algún momento de su vida? Piense en ello y verá cómo encuentra algo.
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