viernes, 8 de febrero de 2013

El objeto que desapareció solo

De nuevo una amable lectora nos hace entrega de su propia experiencia para que todos podamos conocer los hechos extraños y difíciles de clasificar que vienen ocurriendo a lo largo y ancho de nuestro enigmático planeta. Ante todo queremos agradecerle la confianza depositada en nosotros, y sin más preámbulos, pasamos a reproducir su interesante E-mail en el cual nos encontramos con una historia ciertamente interesante. Esto es lo que nos cuenta:

“Hola a todos, desde Santiago de Chile. Les saluda Marcela (35 años) y quise contactar con ustedes para narrar un caso del que fui testigo y que bien pudiera ser similar a la desaparición instantánea del pincel, que aparece en su sección de “historias auténticas del Más Allá”.

Esto pasó en abril de 1994, alrededor de las ocho de la noche. Yo me encontraba en casa de mi ex-novio, en la cocina, mientras él se encontraba en el living intentando, sin éxito, pasar un disco compacto a un cassette en formato DAT. El equipo no funcionaba bien y eso ponía a mi ex de pésimo humor, porque le había costado un dineral, además del arriendo del disco compacto, que no se encontraba a la venta en esa época. Desde la cocina lo escuchaba maldecir, mientras una y otra vez detenía la grabación.

Debe haber sido al cuarto o quinto intento cuando lo escuché, fuera de sí, lanzar una palabrota y arrojar el compacto al aire. Se escuchó el "tac" del disco al golpear contra una pared, pero no hubo ruido posterior alguno de su caída.

Fui al living y ambos nos pusimos a buscar el compacto. Pasamos dos horas revisando esforzadamente muebles, cojines y todos los rincones; creí que tal vez habría caído en alguna juntura de las alfombras, pero no encontramos nada, aunque a ambos nos constaba que tenía que estar en alguna parte.

La búsqueda continuó durante días. Mi ex-novio llegó a creer que yo le había jugado alguna broma tonta, lo que no fue así, y tuvo que pagar el disco extraviado. Toda su familia colaboró, pero el disco jamás fue hallado; lo que nos tuvo perplejos por años.

En fin, gracias por el tiempo de lectura de este mail. Les saluda: Marcela”.

¿Nos encontramos de nuevo, en este caso, ante un suceso de desaparición instantánea? Nosotros tendemos a creer que es muy posible.

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